marzo 20, 2011

Revisan previsión nuclear en todo el orbe por #terremotojapon


La peligrosa situación en la planta nuclear de Fukushima, donde existe el riesgo latente de la fusión en tres de los reactores, ha provocado que gobiernos de todo el mundo anuncien la revisión de sus programas de energía nuclear, desde la suspensión de proyectos futuros, como en el caso de Venezuela, y la Unión Europea, donde se decretó un Blackout pronto, hasta la suspensión del alargamiento de la vida útil de las centrales nucleares ya existentes, como en Alemania. 

Pero más allá de la incuestionable prioridad de la seguridad frente a eventuales catástrofes nucleares, el suministro de energía global se pronosticaba para las próximas tres décadas con un importante componente de la electricidad generada a partir de centrales nucleares. La volatilidad de los precios del petróleo y otras materias primas, y la emergencia nuclear tras el terremoto y tsunami en Japón ha disparado el debate sobre la seguridad energética global. 

Según datos del departamento de Energía de Estados Unidos hasta hace cuatro años el consumo de electricidad de origen nuclear a nivel mundial representaba cerca de 25 mil billones de BTU (unidad de medida de energía). Las energías renovables representaban casi 50 mil billones, mientras que el gas natural estaba cerca de 110 mil billones, el carbón en 125 mil billones, y los combustibles líquidos como el petróleo, en 175 mil billones. 

Se calcula que para el año 2035 el consumo de energía se habrá incrementado 49%, proviniendo 84% de la demanda energética de los países en desarrollo o de economías emergentes. 

Y dentro de ese crecimiento, se previó que la energía nuclear crecerá 73%, pasando de 2,6 millardos de kilovatios-hora en 2007 hasta 4,5 millardos de kilovatios hora en 2035. 

El Gobierno norteamericano explica que "los altos precios de los combustibles fósiles hacen a la energía nuclear más competitiva frente a las fuentes de carbón, gas natural o combustibles líquidos, más allá de los altos requerimientos de capital de las plantas nucleares". 

Otros factores a considerar son el cambio climático y las obligaciones de reducción de emisiones de carbono, así como la necesidad de diversificar la matriz energética. 

En este punto particular, surge el crecimiento económico de Asia como eslabón clave en la cadena energética. Se espera que en este continente la generación de energía nuclear crezca 7,7% anual, destacando las tasas promedio de 8,4% de China y 9,5% de India. 

Fuera de Asia, la región donde más crecerá la fuente nuclear será en Centro y Suramérica, donde la generación aumentará 4,3% por año. 

Fósiles hacia el desuso 
A largo plazo se considera que las energías renovable y nuclear tendrán un soporte de los Gobiernos para sustituir el uso de la energía a partir de combustibles fósiles, de un alto grado de contaminación. 

Pero ante la falta de políticas públicas o regulaciones (más allá del Protocolo de Kyoto), muchos países han optado por valerse de los combustibles fósiles para generar la energía eléctrica que requieren, con las consecuencias contaminantes que acarrean. 

Se calcula que el consumo de carbón, uno de los combustibles fósiles más contaminantes, pasará de 132 mil billones de BTU en 2007 hasta 206 mil billones de BTU en 2035, un alza de 1,6% al año. Cerca de 95% de ese incremento será responsabilidad de los países en desarrollo en Asia. 

Lo ocurrido con la central nuclear de Fukushima pone en entredicho la seguridad de la energía nuclear, y ahora se plantean cuestionamientos como mantener las plantas nucleares o trabajar con otras formas de generación de energía. 

Los resultados de los esfuerzos que se hacen por evitar un desastre nuclear definirán los modelos que se seguirán en el futuro. 

Si las principales economías del mundo optan por hacer a un lado la energía nuclear, se creará un demandado mercado de plantas termoeléctricas, en el que también entrará a competir Venezuela. 

En el caso venezolano, el déficit de energía eléctrica se ha atendido con plantas termoeléctricas muy ineficientes, que usan gasoil; en medio de un parque eléctrico que padece por los retrasos en la conclusión de las nuevas centrales hidroeléctricas, y la carencia de gas natural que pueda proveer de combustible mucho más limpio a las plantas que operan a gas. 

Un año después de la emergencia eléctrica, las autoridades han dicho que invertirán en nuevas plantas termoeléctricas para reducir la dependencia del Guri. Si cambia el panorama energético mundial a Venezuela le tocaría participar en un mercado más competido para alcanzar sus metas. 

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