En el año 1758 se publica en libro con el título de: "Tableau Économique" escrito por un médico, cirujano de la corte francesa, de François Quesnay (1694 – 1774) y en cuyas páginas se describe un modelo para la economía de las naciones según el cual la sociedad se divide en tres clases: propietarios de la tierra (aristócratas, alto clero), trabajadores estériles (artesanos, mercaderes), y trabajadores productivos (agricultores, ganaderos, pescadores). Este modelo prevé un flujo de mercancías con un esquema basado en la circulación sanguínea. Se trata de un equilibrio económico estacionario, cerrado, en el cual no existe distinción entre factores productivos y bienes producidos.
El origen del término fisiocracia proviene del griego y quiere decir "gobierno de la naturaleza", al considerar los fisiócratas que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de la naturaleza. Esto está relacionado con la idea de que sólo en las actividades agrícolas la naturaleza posibilita que el producto obtenido sea mayor que los insumos utilizados en la producción surgiendo así un excedente económico. Los fisiócratas denominaron de estériles a las actividades como la manufactura o el comercio donde la producción solo sería suficiente para reponer los insumos utilizados.
A los fisiócratas no les convence el enfoque monetarista del mercantilismo. Inaugurando una tésis constante en la escuela liberal, para los fisiócratas, el dinero y su acumulación no constituían riqueza. La acumulación de metales preciosos, en lugar de aumentar la riqueza, creaba o propagaba el aumento de los precios (Maxím Ross.1992). El dinero se considera solamente como un medio de cambio.
Según el economista Joseph Schumpeter, la doctrina fisiocrática, fue enseñada a lo largo de todo el siglo XIX (y el siglo XX), incondicionalmente o con algunos matices, con el nombre de "doctrina del máximo en competencia perfecta" y se fundamentaba en que la satisfacción máxima de las necesidades por todos los miembros de la sociedad globalmente considerados se obtendrá si, si en condiciones de competencia perfecta, cada cual puede actuar libremente según su interés individual.
Como se desprende del párrafo anterior, se puede considerar a la fisiocracia como la que inicia el pensamiento económico liberal, siendo su principal y el más conocido principio: ""laissez-faire, laissez passer" (dejar hacer, dejar pasar).
Adam Smith, en su libro "La riqueza de las naciones" (1776), critica algunos aspectos del pensamiento fisiocrático, como son: presentar a los artesanos, industriales y comerciantes como absolutamente improductivos; no es correcto identificar a los manufactureros y mercaderes con los sirvientes domésticos; la afirmación a su entender inadecuada que el trabajo de los artesanos, industriales y comerciantes no expande el ingreso real de la sociedad; la consideración de que la el trabajo de la tierra es el único productico le parece muy limitativo. Pero a pesar de estas críticas, Smith comenta: "… al declarar que la perfecta libertad es el único método eficaz para hacer que esta reproducción anual resulte la máxima posible, su doctrina es en todo respecto es tan acertada como es generosa y liberal…"
Luego de Quesnay, surgieron otros autores pertenecientes a la fisiocracia, entre los cuales se destaca Víctor de Mirabeau. También pertenecen a la fisiocracia los autores Mercier de la Rivière (1720 - 1794), Dupont de Nemours (1739 – 1810), el Abate Baudeau y Vincent de Gournay (1712 – 1759), a quien, se le atribuye la conocida frase "laissez-faire, laissez passer".
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