Mientras para la mayoría de los países de América Latina no logra reducir la abismal desigualdad en la distribución de los ingresos, Venezuela se sitúa, según el índice Gini (el parámetro que se usa para medir la desigualdad) como la más aventajada en cuanto a la repartición equitativa de los recursos.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), reveló que los ingresos que recibieron los más pobres crecieron 4,7 puntos porcentuales, el crecimiento exponencial más grande entre los años 1999 y el 2008, seguido del de Brasil con un crecimiento de tres puntos porcentuales.
Elías Eljuri, presidente del Instituto Nacional de Estadística (INE) dijo recientemente que “los esfuerzos del Ejecutivo siguen orientados a disminuir las cifras de la inflación, el desempleo y la pobreza en el país. Ello ha sido compensado con programas sociales que han permitido una inclusión social. A través de todos sus programas, el gobierno ha venido ayudando a mejorar la calidad de vida de la población”.
En países como Colombia, los ingresos de los más pobres cayeron, República Dominicana, Costa Rica, Guatemala y Honduras también cayeron en la valoración.
La desigualdad surge de puestos de trabajo poco productivos, carencias en educación, vivienda y salubridad que se traducen en menos oportunidades para los pobres.
En relación con los ingresos de los más ricos, Venezuela presenta una caída de 6,6 puntos porcentuales.
“Ningún país ha encontrado una receta para acabar con la desigualdad”, dijo Marco Antonio Paz, subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Social de México. “Se han logrado avances, pero no a la altura de lo que se requiere”, agregó.
El gasto educativo en la región ronda el 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), según la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
El Banco Mundial calcula que en Latinoamérica y el Caribe el Gini bajó desde 1995 hasta el 2009 un modesto 7%, en gran parte porque la región creció a un promedio del 4% anual en los últimos 5 años.
“El crecimiento por sí mismo no es suficiente. Sigue habiendo una profunda desigualdad en la región”, dijo Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI en una nota publicada a fines de febrero en el portal del organismo.
El problema es que el mismo auge económico opaca la necesidad de postergadas reformas de fondo, como las fiscales y laborales, para reducir la brecha en los ingresos.
El peligro de que los que menos tienen recojan pocos frutos de la bonanza es que puede sembrar la semilla de malestar social.
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