Elites aguaitas. Si analizamos fríamente la realidad venezolana percibimos que hay muy pocas elites organizadas e integradas que puedan activarse para dar respuestas a los problemas estructurales que están viviendo sus propias instituciones, y por ello, está prevaleciendo la improvisación, las soluciones de apagafuegos y el vivir sin una especie de horizonte. Buena parte de los dirigentes que logran despuntar suelen desgastarse en enfrentamientos estériles y sobre todo en épocas electorales cuando se aferran obstinadamente a parcelitas de poder y, en procura de ellas, caen en el error de hacer uso de las normas constitucionales o estatutarias de manera discrecional… La vigencia de la norma. En una sociedad civilizada las normas se hacen para cumplirlas, y lo normal es que ante violaciones o actos fallidos de cualquier especie, las instancias competentes establezcan responsabilidades y las penalidades a que hubiese lugar. Y esto debe aplicar no solo para el sector publico, sino también para las instituciones privadas, incluyendo las religiosas. Al no existir en las organizaciones esa especie de centinelas encargadas de vigilar con recelo y preservar la vida institucional, se avanza inexorablemente hacia una perdida de gobernabilidad y hacia un resquebrajamiento de la institucionalidad… La tolerancia indebida hasta en la iglesia es dañina. “Cuando uno examina lo que ha ocurrido en la historia de la Iglesia se da cuenta de que el peor daño que ha sufrido ha sido causado por la falsa doctrina. La falsa doctrina ha sido metida en la iglesia por intrusos. Los intrusos entraron porque los líderes no fueron vigilantes. Entraron porque no hubo buena enseñanza y miedo de aplicar la ley. Prefirieron tener una iglesia engordada, popular, diplomática, que una iglesia saludable y comprometida con la verdad de la Palabra” (El sermón del domingo, Rev. P. Germán Novelli)… ¿Aplica en el sector empresarial? Los negocios no están separados del resto de la vida ni del resto de la sociedad, la forma como se maneja una empresa no es un hecho aislado, ésta tiene implicaciones en la empresa, en la familia y en la comunidad en donde se actúa. Recuerdo que existe un código de conducta empresarial, que es la doctrina de Fedecámaras, que se debería difundir y cumplir: “Estricto cumplimiento por parte de las empresas de las normas éticas y los valores fundamentales, fomentando con su ejemplo, esfuerzo, difusión y motivación, la observancia de estas normas de conducta por parte de todos los ciudadanos” (…) “Repudio a cualquier acción que implique corrupción o violación de las normas legales o éticas. Contribución en forma directa o por intermedio de los organismos gremiales empresariales, a combatir y erradicar las causas que hagan casi posible estas prácticas (…)… Y qué hay de las alcaldías y gobernaciones. Según Adalberto Zambrano autor del libro “Gerencia estrategia y gobierno”, nuestros gobiernos estadales y municipales, en su mayoría, se caracterizan por presentar cinco carencias: 1.- Se carece de direccionalidad, no hay proyecto de gobierno, no se sabe por qué y para qué se gobierna. 2.-Ausencia de diseño estratégico que le construya viabilidad a lo que hoy luce como no viable, por carecer de consenso o por ser conflictivo. 3.- Baja responsabilidad de gobierno porque sus sistemas, en su mayoría, son informales, asistemáticos y rituales, no hay rendición de cuentas vinculados a objetivos, programas, proyectos, presupuestos formulados y evaluados según lo ejecutado. 4.-Escasa o nula vinculación plan presupuesto, los presupuestos suelen formularse sin tener como referencia o soporte el plan de gestión del gobierno. 5.- Baja capacidad de gobierno, la cual debe medirse por sus resultados y estos deben estar relacionados con los problemas que afecten el nivel de vida de la población… ¿Es plastilina o es gelatina? No sé…
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