julio 12, 2011

Día Mundial de la Población fue celebrado ayer

El 11 de julio fue establecido como el Día Mundial de la Población  por las Naciones Unidas en 1987, cuando la población mundial llegaba a los 5.000 millones, puesto que se alcanzó cuando estaban presentes en la discusión internacional las ideas sobre las restricciones que el alto crecimiento demográfico suponía para el desarrollo de los países.La población mundial llegará a los 7.000 millones de personas este año 2011 en un contexto donde las amenazas no se derivan de la falta de control demográfico, porque éste se ha logrado en la medida que la fecundidad ha descendido en la mayoría de los países.

Desde entonces, el debate sobre las relaciones población-desarrollo ha dado ciertos giros. Así, en 1999, cuando la población mundial alcanzaba los 6.000 millones, ya pasaban cinco años de la implementación del Plan de Acción de la Conferencia Mundial de Población y Desarrollo, un hito fundamental en la transformación del abordaje de los vínculos de la población con el desarrollo, centrado en el enfoque de derechos.

Las amenazas están relacionadas más bien con las consecuencias de la falta de oportunidades para satisfacer necesidades de: salud, salud reproductiva, alimentación, educación, empleo, seguridad social, alojamiento, desarrollo de la mujer, entre otras. 

Considerando además que, las estructuras demográficas están cada vez más envejecidas; existe una concentración importante de población en zonas de riesgo; y, el patrón de consumo adoptado en buena parte del mundo, ha significado la depredación de los recursos naturales en vastos territorios y la generación de desechos, lo cual ha tenido implicaciones sobre el cambio climático y está comprometiendo el bienestar de las futuras generaciones.

Se estima que Venezuela llegue a este año 2011 a una población aproximada de 30 millones de personas, cuyo perfil es producto de seis décadas de transición demográfica ligadas a importantes transformaciones estructurales. 

Los venezolanos y las venezolanas que nacen hoy tendrán en promedio una esperanza de vida de 74 años de edad, mientras que en 1950 la expectativa de vida era de poco más de una cincuentena de años. Un cambio igual de relevante ha ocurrido con la fecundidad, cuyo índice actualmente se estima en 2,5 hijos por mujer cuando a comienzos de los años 60 se acercaba a los 7 hijos.

Esa transición de niveles de fecundidad más bajos se produjo en ausencia de una política explícita de población, más bien fue el resultado de los progresos de la mujer en acceso a la educación, la salud y la participación económica, social y política.

La prolongada caída de la fecundidad y de la mortalidad ha tenido efectos sobre la remodelación de la estructura etaria. Hemos dejado atrás esa pirámide de edad de base amplia, donde la mitad de la población tenía menos de 15 años de edad, para convertirnos progresivamente en un país envejecido.

La disminución del peso de la población dependiente menor de 15 años de edad, cuando todavía los dependientes adultos mayores (60 años y más) no representan una fracción considerable de la población total, nos ha colocado en una coyuntura demográfica favorable, que se ha denominado el bono demográfico. 

En esta etapa puede abrirse para el país una ventana de oportunidades, si se aprovecha esa menor presión sobre la demanda de bienes y servicios, especialmente en educación y salud, por parte de la población infantil, para llevar adelante políticas públicas que prioricen la atención de ese segmento joven, mediante el desarrollo de programas que ayuden a: garantizar el acceso y la culminación de una educación formal de calidad; brindar capacitación para el trabajo; incentivar la creación de empleos; proteger la inserción laboral; y ofrecer oportunidades para la ocupación del tiempo libre, entre otros.
Anaritza Freitez es consultora del UNFPA Venezuela

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