Un precio del petróleo al alza y la devaluación de la moneda lucen como las dos estrategias a las que se aferra el Gobierno nacional para reimpulsar el aparato productivo en 2011. "Va a tener un impacto favorable en lo que es la dinámica de producción a lo interno del país, en lo que es el saneamiento absoluto del sistema productivo del país", dijo el pasado martes Ricardo Menéndez, ministro de Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias (Mctii), en relación a la depreciación del bolívar, anunciada el 30 de diciembre.
La afirmación se basa en la posibilidad que tendrán los exportadores, con la tasa de 4,30 bolívares por dólar, de comercializar sus productos en los mercados internacionales a un precio más competitivo.
Desde el sector privado advierten que una medida aislada no contribuirá a la recuperación del aparato productivo. "Con una simple devaluación no vas a lograr que se reactive la economía, un aparato productivo destruido por 10 años", afirmó Ismael Pérez Vigil, presidente ejecutivo de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria).
A la contracción de 3,3% que sufrió el Producto Interno Bruto (PIB) en 2009 se le sumó una de 1,9% en 2010. Sólo el año pasado la actividad manufacturera bajó 4,2%, de acuerdo al mensaje de fin de año del Banco Central de Venezuela (BCV).
Noel Álvarez, presidente de Fedecámaras, coincidió con Pérez Vigil y aseguró que de nada sirve mejorar la paridad cambiaria si cada vez se exportan menos productos venezolanos. "Recuperamos la competitividad pero para qué, si no tenemos exportaciones".
Las cifras del BCV indican que en 2010 las exportaciones no petroleras se ubicaron en 3.432 millones de dólares, apenas 1,1% más que en 2009. Pero lo transado en el exterior el año pasado supone la cifra más baja en los últimos cinco años, ya que en 2005 el monto ascendió a 7.500 millones de dólares.
Para los empresarios locales la reanimación económica pasa, en primer lugar, por el respeto a la propiedad privada y a la seguridad jurídica por parte del Gobierno nacional.
Adicionalmente, proponen la flexibilización de medidas restrictivas como los controles de precio y la inamovilidad laboral. Incluso, Pérez Vigil, aseveró que una tasa cambiaria de 4,30, igual para importar bienes terminados y materia prima para los productores, puede estimular aún más las importaciones en vez de la fabricación nacional. "Si tienes regulado los precios y la paridad cambiaria para importaciones y producción es igual no tiene sentido producir. La regulación de precio ha ido destruyendo la economía".
Promesa incumplida
El reimpulso productivo es una promesa del Gobierno nacional desde hace dos años. El declive del precio del petróleo, que comenzó a finales de 2008, inició inmediatamente en la economía local un ciclo de recesión.
En octubre de 2009 el entonces titular de la cartera de industria, Jesse Chacón, presentó al país un plan de 27 medidas destinadas a propiciar un crecimiento del PIB y una disminución de la inflación. "Estamos seguros que con esto vamos a crear el soporte que nos va a permitir comenzar nuevamente, dentro del marco de la crisis económica mundial, ganar el terreno que queremos y es que el petróleo nos sirva para apalancar otras áreas estratégicas donde tenemos capacidades", expresó en aquel momento el funcionario.
En 2010 se creó el 0-800 Produce, el 0-800 Exporta y el Fondo Bicentenario para intentar sacar a la economía de la contracción y fortalecer el aparato productivo, pero los resultados tampoco llegaron.
Un documento de José Guerra, director de la escuela de economía de la Universidad Central de Venezuela (UCV), demuestra que la actual crisis económica será difícil de revertir si sólo se apuesta al ingreso petrolero. A juicio de Guerra, los resultados de 2010 sugieren que "elevados precios del petróleo ya no son una condición suficiente para que la economía recupere su senda de crecimiento. Precios del petróleo elevados implican mayores ingresos fiscales pero no mayor actividad económica".
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