marzo 27, 2011

Yen japonés es la base de maquinaria especulativa


¿Y en el futuro? "Tras la solución del problema que más amenazante parece ahora, el de la contaminación nuclear, el yen seguirá seguramente desempeñando ese papel financiador", prevé Juan Ignacio Crespo. El carry trade lo celebrará. Siempre le quedará el yen.
Lógico, se argumentaba, semejante catástrofe suponía un freno para la recuperación económica mundial. Pero había un detalle más que provocaba que esa explicación fuera demasiado simplista. ¿En qué consistía? En que el yen japonés se apreciaba con fuerza. ¿Por qué una misma hipótesis, la de la ralentización económica, hacía bajar a los activos con riesgo y subir al yen? Lo explica Juan Ignacio Crespo, director europeo de Thomson Reuters: "Sobre todo se debe a que se deshacen posiciones de carry trade, ha habido una reducción general de riesgo en las carteras".
¿Qué tiene que ver eso con la divisa japonesa? Mucho, porque el yen es una divisa más... pero no una cualquiera. Que figure entre las más importantes del mundo se refleja en que es la tercera más negociada tras el dólar y el euro -está presente en el 19 por ciento de las transacciones-. Pero su trascendencia va mucho más allá, porque en los últimos años se ha convertido en una pieza clave en la maquinaria especulativa global. ¿El motivo? Los bajos tipos de interés con los que el Banco de Japón (BoJ) ha plantado cara a la deflación -caída de los precios-.

La estrategia

Como los mercados son unos artistas a la hora de hacer virtud de la necesidad, esa realidad activó un complejo engranaje inversor, conocido como carry trade. "La estrategia de carry trade apalancado es una de las favoritas de los hedge funds y bancos de inversión globales de gran tamaño.
Es la macrotransacción por esencia. Consiste en comprar una moneda que ofrezca un tipo de interés alto y vender una moneda que ofrezca uno bajo", define la experta en divisas Kathy Lien. Es decir, para ponerse en marcha necesita una divisa financiadora -de un país con bajos intereses- en la que los inversores obtienen la liquidez que luego destinan a otros mercados y productos potencialmente más rentables, los llamados activos con riesgo. Por el camino, esa moneda se deprecia. En paralelo, el precio de los activos con riesgo sube.

Pautas muy definidas

Ese papel ha correspondido en la última década al yen. Como reconoce Juan Ignacio Crespo, la divisa nipona ha desempeñado una función "importantísima" en la maquinaria especulativa. Eso sí, como apunta Juan Ramón Caridad, director en España de Swiss & Global, "el dólar también se ha convertido en un catalizador del carry trade" desde que la Reserva Federal (Fed) estadounidense recortó el precio del dinero hasta el 0-0,25 por ciento en diciembre de 2008.
Y esta realidad ha conducido a unas pautas de comportamiento muy definidas en los mercados: si el yen -y el dólar- se deprecia, los activos con riesgo -bolsas y materias primas- se aprecian; y al revés. Por tanto, el carry trade se asocia con el apetito por el riesgo de los inversores: a menor aversión por el riesgo, más cae la divisa financiadora y más suben los activos con riesgo; y a la inversa. No fue casual, por ejemplo, que el mínimo histórico del yen contra el euro -170 yenes- coincidiera con el récord del petróleo -147,5 dólares- en julio de 2008.
¿Siguen vigentes estas pautas tras el terremoto? El comportamiento de las últimas jornadas certifica que sí. Tras las actuaciones del BoJ y el G-7 para frenar la subida del yen, el Ibex 35 ha acumulado una subida del 3 por ciento... mientras la moneda nipona ha caído un 3,6 por ciento contra el euro. "Los activos con riesgo rebotaron con fuerza tras la intervención del G-7 para estabilizar el yen. Los inversores impulsaron las acciones globales, las materias primas y otros mercados sensibles al crecimiento", constatan desde ETF Securities.

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