Si algo se ha acrecentado en estos años de crisis han sido los problemas de supervivencia de las micro, pequeñas y medianas empresas, Mipymes.
Veámoslo con números. Retomando la encuesta del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, nada menos que el 91,8% de las pymes que solicitó financiación externa a lo largo del 2010 buscaba precisamente financiar el circulante. Es decir, prácticamente la totalidad. Y una buena parte de ellas lo hacía empujada por la morosidad. Un 92,3% de los encuestados reconoció demoras en los pagos de sus clientes que alcanzaron una media de 4,6 meses. Además, el 74,4% de las pymes que son proveedoras de la Administración pública ha tenido problemas para cobrar, siendo más acuciante en la Administración local, seguida de la autonómica y por último la estatal, con un retraso medio de cinco meses. Una pyme que no cobra durante cinco meses, sólo tiene una salida para no cerrar y ésa pasa por conseguir el apoyo financiero de bancos y cajas.
Herramientas más habituales
En este apartado es prácticamente imposible realizar una comparativa a priori porque ningún banco, a excepción de Unicaja, facilita datos técnicos, acogiéndose a la personalización de la oferta.
Veamos, no obstante, cuáles son los productos más habituales para ayudar en el día a día y qué te interesa saber de cada uno de ellos:
Descuento comercial. Consiste en el anticipo de los derechos de cobro, derivados de las operaciones comerciales que se tienen con terceras personas. Se cede a la entidad financiera el cobro de una factura a cambio de que nos anticipe la cuantía que se nos debe menos los intereses y gastos. Entre los gastos están las comisiones (la de apertura o la comisión por efecto, por ejemplo) y los impuestos, timbres, correo… Normalmente, las entidades tienen establecida una tarifa mínima por efecto de descuento (que ofrecen de manera personalizada), así que te conviene comparar entre las distintas entidades. Además, si el descuento es devuelto, puede que el banco nos cobre a nosotros un plus.
A estos gastos hay que añadir el tipo de interés, que suele ser euríbor trimestral, aunque puede ser semestral, más un diferencial que oscila entre el 3% y el 4%. A la empresa le permite obtener liquidez en momentos puntuales, pero hay que tener en cuenta que estamos adelantando unos gastos que ya no vamos a poder recuperar, sea cual sea el resultado final del descuento. De media se puede calcular que un descuento comercial puede suponernos un coste de un 10% de lo solicitado, con lo cual conviene medir muy bien nuestros pasos antes de seguir adelante.
Anticipo de recibos. Es un descuento comercial en el que no hay endoso de recibos a la entidad financiera, con lo cual no hay que pagar timbre, lo que supone un ahorro medio de un 1% con respecto al crédito comercial. A cambio, el único garante del cobro de ese recibo es la empresa que lo contrata. Funciona como una especie de línea de crédito con el máximo establecido por la cuantía de los recibos. Soporta comisiones por efecto, por gestión y por formalización e intereses que se devengan una vez disfrutado del crédito y no anticipadamente como en el descuento comercial.
Póliza de crédito. Viene a ser como una cuenta corriente que permite al empresario disponer de créditos inmediatos hasta un máximo que se establece entre la entidad y el emprendedor. Como regla general, se suele pagar intereses únicamente por la cantidad dispuesta en cada momento, pero hay casos en los que se añaden comisiones por no disposición, que puede llegar hasta el 1% del capital no utilizado.
Cuidado con este apunte, porque a menudo las entidades hablan de un porcentaje trimestral, con lo cual es muy superior anualmente (si nos aplican un 0,25% trimestral, en realidad es un 1% anual). Tiene liquidación trimestral o semestral y permite tanto imposiciones como disposiciones.
Es uno de los instrumentos más flexibles que existe para financiar circulante y también es el que más se ha frenado en estos años de crisis, donde no se han renovado muchas líneas dejando a los pequeños y medianos empresarios en situación crítica.
Puede tener una duración anual, aunque lo habitual es que se firmen por periodos que oscilan entre los tres y los cinco años. Además de las comisiones habituales (por capital no dispuesto y la comisión de máximo no descubierto), hay que pagar intereses (Euríbor a tres o seis meses + 2% o 3%) e interés por descubierto.
La renovación del interés suele coincidir con los periodos de liquidación. Es habitual que exijan garantías y avales.
Cuentas profesionales. Casi todos los bancos ofrecen paquetes de productos específicos para determinadas pymes, autónomos y comercios y, en muchos casos, por sectores. Suelen incluir una cuenta corriente, tarjetas de crédito y débito, servicios de asesoramiento y algunos servicios bonificados.
En la gran mayoría de los casos, estos paquetes se ofrecen a través de una tarifa plana mensual (en el catálogo que aparece en el despiece superior las podemos ver a partir de 8 euros, con la Cuenta Profesional de Catalunya Caixa), pero conviene analizar con detalle los costes por movimientos, emisiones, ingresos y transferencias.
Línea ICO-Liquidez. Es el producto del Instituto de Crédito Oficial diseñado para financiar el circulante. Es un préstamo de hasta 10 millones por cliente y año en una o varias operaciones, con un plazo de amortización máximo de siete años y un tipo de interés que oscila entre el 2,2% y el 3% más el Euríbor. Tiene una comisión del 0,5%.
Factoring. Es el anticipo del importe de las ventas que ha realizado la empresa por parte del banco. Es parecido al descuento comercial, pero se diferencia de este en que el factoring se apoya en una factura, mientras que el descuento comercial necesita un pagaré, una letra de cambio o un recibo.
Es más flexible en tiempo y cuantía: se puede negociar anticipar un porcentaje de la factura y un plazo. Mientras que en el descuento se pacta la totalidad y el plazo de cobro. Lo hay de dos tipos, con recurso y sin recurso (en este caso cubre la posible insolvencia del deudor). También está sujeto a la comprobación de la solvencia de los deudores por parte de la entidad financiera.
Los costes que incluye son: comisión en función del factoring, comisión por factura, gastos de estudio de los clientes (en el factoring sin recurso) e interés por la financiación. Las comisiones oscilan entre el 1% y el 3% del anticipo solicitado. El interés, suele ser Euríbor + un diferencial que oscila entre el 2% y el 4%, cuando tienen que haber financiación. Tanto los gastos como el interés, se suele pagar por adelantado. Conviene atar todos estos puntos antes de cerrar la negociación. Es una buena herramienta para exportar.
Confirming. Si en el factoring, es la empresa vendedora la que contrata el producto, en el confirming es la empresa compradora, la que busca garantizar el pago a sus proveedores. La ventaja es que se ahorra muchos gastos de gestión y permite ajustar los cobros de facturas con los pagos a proveedores. Está indicado, sobre todo, para el ámbito internacional. Es similar a la gestión de pagos a proveedores.
Préstamos a corto plazo. Son préstamos pensados para adquisición de bienes, maquinarias o vehículos industriales. Suelen soportar un tipo de interés más elevado que el préstamo a largo plazo (puede alcanzar el euríbor + 4% o incluso el 6%) y a un plazo más corto, que no sobrepasa en ningún caso los 5 años. Suelen, por lo general, exigir avales...
Tarjetas de empresa. Casi todas las entidades ofrecen paquetes de tarjetas especialmente pensados para el día a día. Te interesa contratar aquella que menos comisión cobre por emisión y renovación, y también aquella que ofrezca una mayor posibilidad de control y gestión del gasto. Bien porque tenga activado el servicio de alertas o bien porque facilite acceso online a la información. La e-Business de la Kutxa se publicita como la tarjeta que mejor informa.
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